Buque de carga encalla en el Canal de Suez
02 Abr, 2025 3:24 a.m.
El 23 de marzo de 2021, el carguero Ever Given encalló en el canal de Suez, bloqueando completamente una de las rutas marítimas más importantes del mundo. La embarcación, de 400 metros de eslora —una longitud comparable a la de un rascacielos colocado en posición horizontal— quedó atravesada de lado a lado en el estrecho paso entre las orillas del canal egipcio. El incidente, ocurrido cerca del kilómetro 151 de la vía fluvial, detuvo por completo el tránsito marítimo en ambos sentidos durante seis días.
Se estima que entre el 10% y el 12% del comercio global transita por esta ruta, lo que convirtió el encallamiento en una amenaza inmediata para las cadenas de suministro internacionales, con pérdidas económicas calculadas en miles de millones de dólares, situación que solo se ve exacerbada por la alta demanda de productos importados que ha motivado la pandemia.
Las causas del incidente no han sido establecidas de forma concluyente. Una primera hipótesis, ampliamente difundida en los primeros días del encallamiento, apuntaba a que una ventisca súbita habría reducido la visibilidad y desestabilizado el timón del buque portacontenedores. No obstante, los primeros partes forenses sugieren una segunda hipótesis— una maniobra temeraria por parte del equipo de capitanes del Ever Given—tendría mayor peso en el atípico comportamiento hidrodinámico evidenciado en todo el canal durante el suceso. También explicaría la posición final de la embarcación.
En su defensa, la tripulación de la nave señaló presuntas fallas de comunicación con los operarios portuarios y deficiencias en el sistema de pilotaje asistido impuesto a todos los portacontenedores que ingresan en el canal.
Aunque no aparece en los informes oficiales del caso, existe una tercera hipótesis que ha sido desestimada automáticamente por las autoridades que lideran la investigación. Según registros preliminares a los que este medio ha tenido acceso, los instrumentos de navegación del Ever Given habrían mostrado un aumento súbito en el peso total de la carga transportada. Este incremento, ocurrido en un lapso de menos de 45 minutos antes del incidente, podría haber contribuido al hundimiento parcial del casco en el lecho arcilloso. A pesar de su exclusión del análisis técnico formal, esta hipótesis ha sido objeto de discusión en círculos logísticos y portuarios, especialmente por las implicaciones que tendría en términos de control aduanero y trazabilidad de mercancías.
No deja de ser llamativo el rechazo que esta tercera posibilidad ha suscitado entre las fuentes cercanas al caso. Según medios locales, integrantes de la tripulación han accedido a brindar sus testimonios a condición de mantener la salvaguarda de su identidad. La clave del siniestro estaría lejos explicarse por el malfuncionamiento de los dispositivos a bordo o por una operación de contrabando a gran escala.
“Al menos 150 contenedores ubicados a estribor en la sección media comenzaron a agitarse levemente. Este movimiento produce un sonido muy característico que es posible escuchar a bordo cuando se flanquean aguas tempestuosas o se presentan turbulencias en los puertos. Sin embargo, en este momento, el equipo mantenía control total de la nave y las condiciones eran favorables, no había motivos para tal cosa. Además, ¿por qué solo 150?, al día de hoy no tenemos una explicación satisfactoria”
“Los operarios que fueron convocados para supervisar la conexión con las grúas de remolque me reportaron por los comunicadores que algunos contenedores estaban abiertos. Esto puede pasar, los sistemas de sellado no son infalibles y las comprobaciones de aduanas pueden aflojar los broches. Pero el equipo reportaba mercancías regadas como si hubieran sido expulsadas con fuerza desde el interior del contenedor. Las fotografías que tomamos para control interno parecían las de la explosión de una piñata, sin marcas de fuego, sobrecalentamiento, o descomprensión que pudieran explicar lo que paso. Me llamó mucho la atención que había bolsos, termos, cepillos de dientes, que no estaban destrozados por el impacto con otros contenedores, se habían vuelto diminutos, como si hubieran sido encogidos sin perder ningún detalle. Cabían en la palma de la mano del supervisor”
Hay observaciones análogas en las bitácoras del equipo encargado de realizar el desmote de algunos contenedores para facilitar la extracción de la proa del Ever Given. Estás tareas fueron realizadas de manera autónoma por los operarios del canal con la supervisión de las la policía portuaria egipcia, por lo que no hay motivos fuertes para sospechar de contaminación comunicacional entre los testigos de los hechos. Entre observaciones en fría terminología técnica se pueden leer varias anotaciones al margen:
“No hubo indicios de corrosión, pero el interior emite un fuerte olor a ozono rancio y resina recalentada”
“La textura de algunos objetos era inconsistente: blandos por fuera, pero con núcleos rígidos que vibraban al tacto.”
La bitácora cierra con una lapidaría frase subrayada tres veces:
“No volver a abrir sin la protección adecuada”
Lo cierto es que, más allá de las explicaciones oficiales, lo que llegó a destino no fue exactamente lo que zarpó. Pese al restablecimiento del tránsito y el archivo del caso, persisten dudas sobre las condiciones exactas en que la carga completó su trayecto.
Traducido por V()RTX